Celso Salles
Djibouti es uno de los países más pequeños de África, con una superficie de 23.200 kilómetros cuadrados y una población estimada en alrededor de 990.000 habitantes. El tamaño de su economía limita su capacidad para diversificar la producción y aumenta su dependencia de los mercados extranjeros, lo que la hace más vulnerable a las crisis del mercado y obstaculiza su acceso al capital externo. Con menos de 1.000 kilómetros cuadrados de tierra cultivable (0,04 por ciento de su superficie total) y una precipitación media anual de sólo 130 milímetros, Djibouti depende casi por completo de las importaciones para satisfacer sus necesidades alimentarias.La fortaleza de Djibouti reside en su ubicación estratégica en la entrada sur del Mar Rojo, lo que marca un puente entre África y Medio Oriente. Junto a algunas de las rutas marítimas más transitadas del mundo (entre Asia y Europa), alberga bases militares para Francia, Estados Unidos, Japón, China y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), así como para otros países con fuerzas que apoyan esfuerzos globales contra la piratería.La economía de Djibouti está impulsada por un complejo portuario de última generación, uno de los más sofisticados del mundo. Se espera que el comercio a través del puerto crezca rápidamente en paralelo con la economía en expansión del mayor vecino y principal socio comercial del país, Etiopía. Djibouti tiene algunos activos naturales que podrían utilizarse para el turismo, recursos marinos sin explotar que podrían respaldar una mayor pesca artesanal y una infraestructura de cables de telecomunicaciones submarinos a partir de los cuales podría desarrollar nuevas industrias digitales y de servicios. La energía renovable podría ser otra fuente de crecimiento, ya que Djibouti tiene potencial geotérmico, solar y eólico.La economía de Djibouti se está recuperando después de la caída observada en 2022.