Lorena Tercon Arbiza
Un Viaje que Late en lo MinúsculoTe invito a un viaje que no se mide en kilómetros, sino en latidos. En el suspiro de un átomo y en el espacio entre dos preguntas, nace esta historia: El Nanoduque de las Preguntas Suspendidas, el Gatochuza Ronroncólogo y la Aljaba de Cristal Melado.No es un cuento sobre gigantes, sino sobre un héroe minúsculo, un duque más pequeño que un grano de polvo lunar, cuyo reino cabe en un átomo de significado. Su crisis no es con dragones, sino con la naturaleza del amor mismo. Cuando el cuidado de su tesoro más preciado, la enigmática y bella aljaba, comienza a sentirse como una prisión de dulzura pegajosa, el nanoduque hace lo impensable: huye. Huye para aprender a amar.En su travesía por mundos imposibles -donde los relojes marcan siempre 'ahora' y las sonrisas se coleccionan en frascos- encontrará a un guía inolvidable: el Gatochuza Ronroncólogo, un ser de humor ácido y sabiduría desgarradora, mitad gato independiente, mitad lechuza clarividente, que le enseñará que a veces, la lección más importante no es cómo sostener, sino cómo soltar.He tejido esta historia con la urdimbre de mis propias preguntas. Y hoy te la ofrezco no como un manual, sino como un espejo delicado. Porque en el viaje del nanoduque -en su miedo, su culpa, su descubrimiento del 'vacío listo'- te vas a reconocer. Vas a ver reflejados esos amores que a veces aprietan, esas responsabilidades que asfixian, esa búsqueda desesperada de aire propio.Vas a reírte con las irreverencias del Gatochuza. Vas a sentir el corazón oprimido ante el silencio elocuente de la aljaba. Y, si me lo permitís, vas a llorar. No de tristeza, sino de esa belleza conmovedora que nace cuando entendemos que el amor más puro no es el que ata, sino el que da espacio. Que crecer duele, pero que la libertad que se gana es el único territorio donde el amor verdadero puede respirar.Esta novela es para vos si alguna vez sentiste que amabas tanto que te perdías a vos mismo. Es un abrazo en forma de libro, una aventura filosófica disfrazada de fábula cósmica, y un recordatorio, suave como un ronroneo en la oscuridad, de que las respuestas más grandes a menudo residen en aceptar la pregunta, y en atreverse a soltar para, finalmente, poder abrazar.Te dejo mi corazón en estas páginas. Espero que encuentres el tuyo latiendo en ellas.Con todo mi cariño, LorenaLa Autora