Daria Rolland
Un padre fascinante, casi todas las niñas lo han tenido. El mío me fascinó por sus evidentes cualidades físicas pero sobre todo porque era un hombre de fe. Su fe era la fraternidad humana, así concebía el comunismo y sólo así. Todos sus actos eran reveladores de su sinceridad. De ahí mi profunda admiración. A pesar de su severidad, siempre sentí latir su entraña y su ternura.