Luis JIménez
En este texto se tratan las historias y leyendas de algunos caudillos rebeldes que actuaron durante la ocupación, o más bien permanencia, de los musulmanes en la Península Ibérica, desde 711, en que desembarcó Tariq en las laderas de Gibraltar, hasta 1492, en que los Reyes Católicos se apoderaron de Granada y desterraron a su rey Boabdil el Chico a la Alpujarra.Se narran historias de personajes como el Conde Don Julián de Ceuta, inductor de la conquista musulmana del reino visigodo por parte del bereber Tariq; el famoso moro Musa, Musa ibn Musa, de la familia Banu Qasi, muladíes (conversos al islam para pagar menos impuestos y mantener privilegios), que proporcionó hábiles políticos y aguerridos guerreros durante más de dos siglos en el valle del Ebro; Marwan el Gallego, descendiente de muladíes del norte de Portugal, que tras varias sublevaciones firmó un acuerdo con el emir cordobés Mohamed I por el que se le reconocía como gobernador de un amplio territorio que abarcaba el valle del Guadiana y el sur de Portugal; Hafsún de Bobastro (serranía de Ronda), muladí que mantuvo en jaque a cuatro emires de Córdoba y estuvo a punto de derrocar Abd Allah, lo que hubiese acortado en cien años del Califato de Córdoba y acelerado en varios siglos el final de la reconquista; el Cid Campeador, figura histórica y legendaria del siglo XI, que fue realmente un mercenario que vendió su espada a diversos señores, tanto cristianos como musulmanes, y que después no obedeció a ninguno, luchando solo para su propio beneficio y siendo temido por todos; Ibn Mardanis, el llamado rey Lobo de Murcia, que con solo veinticinco años consiguió el reino de faifa de Fraga (Huesca) y heredó después de un tío suyo el de Murcia, donde consiguió gran esplendor para su reino, extendiendo su dominios por parte de las actuales provincias de Murcia, Albacete, Alicante, Jaén, Granada y Sevilla; Al-Bayyasi, el Baezano, que fue reconocido como emir por Córdoba, Jaén y zonas de Badajoz y Ciudad Real; Ibn Hud de Murcia, que en dos años se apoderó de toda Al-Andalus, a excepción de Valencia; y Alhamar, el último caudillo musulmán rebelde, que, desde Arjona (Jaén), extendió sus dominios por Guadix y Baza y terminó fundando la dinastía nazarí en Granada.